Soft skills: trabajo en equipo

Fecha de publicación 07/02/2024
Trabajo en equipo

¿Qué es el trabajo en equipo como soft skill?

¿Te consideras una persona con facilidad para trabajar de manera organizada junto a otras personas con el objetivo de lograr metas comunes? Si la respuesta es afirmativa… ¡enhorabuena! El trabajo en equipo es una disciplina a la orden del día en la mayoría de los sectores profesionales, y el de la ciberseguridad no es una excepción.

Esa capacidad para llevar a cabo una tarea de forma organizada junto a otros compañeros es vista por las empresas como una habilidad interpersonal o soft skills. Estas habilidades son las que determinan la forma en que las personas se relacionan con el entorno. Así pues, el trabajo en equipo es una manera de relacionarse con los compañeros, que resulta muy positiva para el ámbito profesional.

Existen otro tipo de habilidades llamadas hard skills. Estas tienen que ver meramente con el conocimiento técnico, a diferencia de las soft skills, las cuales vienen determinadas por las características de la persona, sus actitudes, competencias comunicativas… Mientras las primeras se basan en el estudio y el conocimiento, las segundas están ligadas a rasgos personales y emocionales.

Si bien será crucial el desarrollo del conocimiento técnico para el progreso profesional, no es recomendable obviar las habilidades interpersonales. Un trabajador puede sumar un valor añadido a su perfil si desarrolla soft skills, tales como el trabajo en equipo. En concreto, en el sector de la ciberseguridad, el trabajo en equipo es un factor determinante y gran parte de los puestos de trabajo requieren una constante comunicación con compañeros.

El profesional de la ciberseguridad podrá ampliar sus conocimientos a base de horas de estudio y dedicación, además de poder recurrir a formaciones regladas que amplíen su bagaje. En cambio, a pesar de que cada vez en mayor medida se imparten formaciones relacionadas con las habilidades personales, estas últimas se desarrollarán en mayor medida con la experiencia humana, a partir de experiencias personales y profesionales

Así pues, es importante señalar que NO todas las personas cuentan con la misma predisposición para el trabajo en equipo. Pese a ello, tal y como se ha comentado anteriormente, estas habilidades se fomentan con la práctica, por tanto, no hay que desanimarse si se tiene poca facilidad para trabajar en equipo. A base de esfuerzo podrá desarrollarse dicha habilidad.

Trabajo en equipo y ciberseguridad. 

Como se ha desarrollado anteriormente, el trabajo en equipo está presente en la mayor parte de metodologías de trabajo en ciberseguridad. Independientemente de la disciplina en la que se especialice el profesional, hará frente a situaciones en las cuales tendrá que coordinarse con un equipo de trabajo.

Es importante que cada uno de los trabajadores encargados de la ciberseguridad de la empresa tenga claro su papel en la organización y comunique regularmente sus avances y valoraciones sobre el desarrollo de las labores.

Existen herramientas tecnológicas que facilitan el trabajo en equipo, son métodos tales como el control de cambios, los escritorios remotos, las plataformas de videoconferencias… Todos ellos, elementos que, correctamente empleados, ayudan a solventar los problemas que supone trabajar en equipo.

Y, es que, dichos avances tecnológicos no solo corrigen las debilidades del trabajo colaborativo, sino que además lo convierten en una metodología eficiente y productiva. No es casualidad que tras la pandemia de COVID-19 se haya consolidado el teletrabajo: este aporta nuevas dimensiones para el desarrollo en equipo eliminando las barreras físicas. Así pues, la distancia ya NO es un problema para la comunicación.

Los profesionales de la ciberseguridad no son ajenos a los avances tecnológicos que han permitido el fomento del trabajo en equipo. Se trata de una práctica presente en metodologías de trabajo de cualquier perfil de ciberseguridad, sin importar en qué se haya especializado el profesional.

El Marco Europeo de Competencias en Ciberseguridad define algunos de los distintos tipos de perfiles existentes en el ámbito de la ciberseguridad. Desde el pentester al investigador, pasando por el educador, el forense digital… Todos ellos, tendrán un mayor valor añadido como profesionales en la medida en que sepan trabajar eficientemente en equipo, ya que su puesto lo requerirá a ciencia cierta, en mayor o menor medida.

Un cibersecurity researcher (investigador de ciberseguridad) tiene, entre sus tareas principales, «Expresar y generar ideas de investigación e innovación». Esta tarea se realizará mucho mejor contando con diferentes puntos de vista. Necesitará la colaboración de un equipo con el que intercambiar ideas, exponer los puntos fuertes y débiles, generar debate… Todo esto, le permitirá hacer un trabajo de investigación e innovación más rico que el que desarrollaría él solo. 

Por otro lado, un cibersecurity auditor (auditor de ciberseguridad) cuenta con «Desarrollar la política, los procedimientos, las normas y las directrices de auditoría de la organización», entre sus tareas principales. Dicho trabajo se llevará a cabo mediante una metodología en equipo. Esto será así, ya que se recomienda contar con la visión de otros departamentos de la empresa, con la aprobación de la dirección de la misma, con la experiencia de auditorías anteriores… En definitiva, un arduo trabajo de investigación y valoración que se realizará mucho mejor con un equipo de profesionales coordinados detrás.

Así pues, el trabajo en equipo es un denominador común presente en todas las ramas de la ciberseguridad. Aquel profesional que desee crecer profesionalmente prestará especial atención a estas dinámicas de trabajo para poder sacarles el máximo provecho y así beneficiarse de las virtudes del trabajo en equipo, de la misma forma que lo hará la empresa para la que trabaje.

Consejos para trabajar en equipo:

  • Establecer roles aprovechando las fortalezas. Es importante que se conozcan los puntos fuertes y débiles de cada trabajador para, así, poder asignarle a cada uno de ellos una actividad en la que puedan aprovechar sus virtudes, realizando de esta forma un trabajo más agradable y productivo. Para ello, es importante contar con una buena figura de líder.
  • Determinar un buen liderazgo. La persona que asuma el liderazgo será, entre otras cosas, la encargada de asignar roles. Entonces, lo normal es que se elija a alguien que conozca bien cómo trabajan los miembros del equipo. Así pues, ese alguien contará con capacidad comunicativa e inspirará confianza, además de ser una persona justa en el reparto de tareas.
  • Definir objetivos claros. Es recomendable trazar un recorrido común para que los pasos del equipo avancen en la misma dirección. Todos los miembros del grupo tendrán claros los objetivos primarios y secundarios, así como los plazos y recursos con los que cuentan para lograrlos.
  • Generar debate e intercambio de opiniones. Resulta positivo para el desarrollo del proyecto que se debatan los puntos fuertes y débiles del mismo. Siempre desde el respeto y la comunicación efectiva se recomienda fomentar la contraposición de ideas para tratar de buscar nuevos puntos de vista y dar enfoques inexplorados.
  • Mantener una comunicación constante. Se recomienda que, no solo aquellos trabajadores que llevan a cabo tareas conjuntas, sino todo el global de los miembros del equipo se relacionen los unos con los otros y comuniquen sus avances y descubrimientos en los diferentes ámbitos. Si la modalidad de trabajo es remota, es recomendable concretar habitualmente reuniones a través de plataformas de videoconferencias.
  • Tomar decisiones firmes y recompensar logros. La persona que lidere el equipo será la encargada de aplaudir los hitos de los miembros del equipo recompensándolos. Si somos la persona elegida para dicho puesto tendremos que tomar decisiones difíciles, pero todo será mucho más sencillo si se refuerza el feedback positivo.